Friday, August 21, 2009

Juicio

Perdida en el calabozo entretejido
de mis ansias cretinas de buscar oro
donde solo nacen hierbas oscuras
me encuentro sentada frente al huracán
de nubes negras y techos de madera
que se acerca sin pedales ni piernas
no puedo moverme, no quiero moverme
sé que atravesará los caminos de mis huesos
rompiendo cualquier estrago de amores pasados
de risas flirteantes que quedaron sepultadas
en el hielo sobreviviente de los bigotes ajenos
demolerá el breve instante de algarabía
donde tu mirada se tatuó sobre mis ojos
y perderé por siempre la maratónica pereza vespertina
de la que tanto he soñado deshacerme
me importa poco el dolor de los huesos cayendo
cuando buitres perversos ya han hecho sus apuestas

¿
Qué me interesan a mi los faunos y ninfas del reino?
Si mis vísceras se tienden al sol en la plaza vagabunda
a la merced de quienes se creen jueces por llevar sombrero
los perros quieren morder los ladridos de sus colas y les huyen
retumba el eco de una anciana aferrándose a los recuerdos
que se entierran a un costado del bastón desgastado

Podría desaparecer en un parpadeo de cuerpo entero, si quisiera.

Consigo la luz al final del camino y no es grata
temo pisar más fuerte las sombras que me persiguen
sedientas de culpas infames, sordas o tuertas
que no saben de lenguas ni señas graciosas
avanzo descuidada implorando
tomen mi alma antes que mi cuerpo
es la única manera de verme sonriendo
aún cuando sea ya de gusanos alimento

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