oleadas en blanco y negro que no cesan
encontrando un último gemido
mestizo de pieles y tetas
xa
Comenzó alguna noche de verano cuando la luna parió una felina desbordante de curiosidad. Sin creer en tabúes ni en límites se lanzó a la aventura que le ofrecía una selva de letras y hojas, plumas y aves sin pico que la invitaban a adentrarse y no salir jamas.